8.5.17

Free spirit?

Me gustó que cuando me viste chinchuda, supiste enseguida que me necesitaba a mí misma.
Me seguiste la corriente antes de la sensatez pudiera volver a bloquearme (maldita línea).

Me ayudaste a mover la mesa, me trajiste el papel de diario y las pinturas (me abriste la primera, para la segunda y la tercera ya estaba suelta) y me dejaste ser.

Entonces pasé la esponja por la pared.

Tuve miedo.
Siempre tengo miedo cuando empiezo algo. El miedo de que salga mal. De no poder deshacerlo.
Podíamos pintar de blanco de nuevo, sí. Pero lo otro quedaría ahí, debajo. ¿Y si no me gustaba? A lo mejor todo estaba bien como estaba... Los cambios me cuestan.
Pero vos estás ahí, empujándome.

Me dejaste tranquila. Me sentí feliz en esa apacible soledad, con la música de fondo. Pintando.

Me puse contenta: estaba haciendo lo que quería. Pinté la pared, manché un poco, me ayudaste a limpiarlo. Me motivé, me sonreí, me llené de energía y felicidad... y quise hacer mi pared. Me ayudaste de nuevo: pusiste el diario vos, armamos el color juntos. Sacaste fotos mientras me divertía. Me pusiste un toque chinchuda de nuevo ajaja, pero en la superficie.

Adentro ya estaba en armonía.
Esa es una linda palabra.
Armonía.

Me gustó que cuando mi papá vino a casa y puso cara, o cuando le conté la idea original a mi mamá que dijo "No te conviene pintar todas las paredes, mejor si dejás espacios"... vos me viste.
Me viste dudar. Me viste replantearme todo.

Me gusto que me dijeras: "No los escuches, no les prestes atención. Este lugar es tuyo, hacé lo que te guste".

Ah..
Gracias amor.
Me salva eso. Me saca un peso enorme.
Sé que te cuesta a veces dejarme hacer, dejarme ser.

Gracias.


Pd. Mis paredes son hermosas y las amo a todas.
A mi pared, más aún. ❄ ♥ ❆ ♥



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