No parecía tan grave la caída.
Pensé que se iba a levantar tranquila, dispuesta a seguir jugando.
Sin embargo, cuando me miró con esos ojos suyos, brillantes..
Entendí.
Estaban colmados de dolor.
No había sido una caída.
Había sido un sismo.
No llegó siquiera a pensar en refugiarse.
No estaba preparada.
Las gritas se extendieron sin control.
"Tras un sismo" - dice una nota - "el daño que más debe preocupar son las grietas inclinadas en los muros y columnas, ya que pueden causar un colapso en las estructuras".
¿Si lo que se resquebrajó es otra cosa?
¿Algo más frágil aún?
Tras los añicos, el tornado.
¿No había sido suficiente?
¿Todo tenías que sacarle?
Alcanza con verla para saber que tiene un vacío.
Perdió algo que no puede recuperar.
Algo que tenía guardado, protegido.
¿Por qué sólo debe existir un mundo?
Eso era un mundo.
Esto es otro mundo.
Piensa en eso y se angustia.
De nuevo: se nota en sus ojos transparentes, en sus gestos.
Cómo baja la mirada, cómo le cuesta hablar.
El nudo en la garganta.. con sólo verla se siente.
Corta la caída. Aparentemente leve.
Pero fue tan duro el golpe. Tan seco.
Tan inesperado.
Ella está acá, conmigo.
Hecha pedazos.
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