Porque no existen problemas y soluciones, no hay soluciones... sólo vida. Y caminarla, mi amor, caminarla.
Una vez, allá lejos y hace tiempo.. creo que unos 50 años atrás, por lo menos, te vi.
Mejor dicho, me miraste. Sé que me miraste. Todavía hoy puedo sentir la intensidad de tus ojos castaños siguiéndome por ese living, recorriendo la mesa del patio, salteando todas esas caras, para encontrar mis ojos.
¿Ya sabías? ¿Desde ahí ya sabías?
Me parece que ninguno de los dos entendía mucho lo que estaba pasando. Creo que ni siquiera hoy podemos decir que entendemos mucho. Quizás te estoy subiendo a mi barco... yo no entiendo mucho en realidad. Pero me acuerdo de cómo me miraban tus ojos, y ellos me dan un centro. Los miro y son mi casa, sé que llegué, sé que ya está.
Te besé para escapar... para evitar la vergüenza y las inseguridades de entrar por cierta puerta, eludí esa situación y elegí la ventana.. pero la ventana de repente se desvaneció y se volvió una puerta. Fue todo tan difuso. Sin darme cuenta tenía que optar por cuál cruzar, y a pesar de los sentimientos que empujaban mi ser para el otro lado, fui hacia vos. Yo creyendo que era miedo, pero ahora a la distancia, a lo mejor ya era amor, quién puede decirlo.
La cara contra el piso. La bofetada de realidad en la mejilla. La confusión en su máxima expresión.
Pero.. si esos ojos...si ese beso...¿cómo que no? Pero no. No era.
"Qué extraño" - pensé- "me eligieron pero no me eligieron".
Me amargué tres segundos. De nuevo me quiero escapar, habrá sido la semana entera, tenés razón. Además la amargura se me quedó atrapada, la incomprensión.
Seguí para el otro lado entonces. Todo naranja. Todo luz. Todo sol. Todo risas. Todo felicidad y alegría y colores y brillos y la luz a través de las hojas de los árboles. Lo que tanto quería vivir. Aún a la distancia la sensatez me dice, "da las gracias". Gracias. Mucho miedo, errores y dificultades también, pero lo predecible. Finalmente el dolor suficiente como para decir "hey, ya no sé si quiero seguir caminando para ningún lado en realidad". También predecible, pero indeseado.
El gris. Lo inerte. El frío. El vacío. El agujero en el pecho. El nudo en la garganta. Las estaciones que pasaban por mis ojos y yo sin saber a dónde iba. Dónde había que bajar, por dónde había que seguir. Ningún paso me iba a llevar de nuevo a lo que quería.
Hasta que en la automatización del día (levantarse-no pensar-no llorar-trabajar-estudiar y volver a empezar) apareció la risa. Oh, qué recuerdo. Me dolían los cachetes de reírme. Acostarme y tocarme las mejillas... sentir que existía la risa, que no me había abandonado también, que podía encontrarla. Ni me lo esperaba, ni me interesaba realmente... dejé que el redentor viniera con capa y espada y me llevara en su caballo de príncipe mientras juntaba todos mis fragmentos y decidía cómo armarme de nuevo. Hasta que me cansé de que me llevaran, me sentí lo suficientemente lista para andar sola y me solté. Fue sólo lo que era necesario para mí. Gracias.
Caminé tranquila entonces. Conmigo. En paz. Otra gama de colores.
Era extraño, pero no necesitaba nada de nadie. No esperaba nada. Hacía lo que me parecía, me detenía donde me placía y avanzaba donde más me gustaba. Era una sensación agradable, una brisa reparadora, el hecho de colmarme de vitalidad nuevamente.
En unos de esos paseos conmigo, vi nuevamente el castaño de tus ojos. Los había visto ya, desde ese beso en la parada del colectivo hasta esta nueva oportunidad. Pero jamás transmitieron el mismo significado que el primer día. Automáticamente pensé "una lástima".
Pero... nuevamente la sorpresa, la incomprensión. No fue una lástima para nada. Estaba intacto. El sentimiento seguía ahí guardado. Qué iba a saber.
Qué iba a saber que tus ojos podían prenderse así para mí, iluminándome tanto. Que tus brazos me iban a abarcar nuevamente, con más firmeza que antes, pero con la misma delicadeza. Que tus manos me iban a irradiar tanto calor y cariño. Que tus besos iban a ser... igual de indescriptibles.
Quizás algo dentro mío supo que más allá de que caminara por donde caminara, sólo tenía que esperarte.
¿Vos sabías?
Yo no sabía que iba a salir así. Que sin preguntarnos nada íbamos a vernos una vez por semana, y después más, porque no nos alcanzaban los mensajes de celular a celular, ni la cantidad de horas, si cada vez que nos veíamos terminábamos más tarde. Ninguno quería que terminaran nuestras charlas. Jamás hubiese creído que podía hablar con vos como si pudiese hablar conmigo. Que me ibas a seguir gustando tanto o más. Que eras mejor aún que antes. Que me ibas a maravillar tanto. No sabía que iba a tener que trabajar tanto en tirar los muros, estaba bien con mis defensas. Quién diría que por vos (y por mí, con vos) iba a querer abrir todo lo que cerré. Un trabajo de locos.
Que íbamos a terminar viviendo juntos. Que increíblemente nos queremos tanto, de manera honesta, deseamos lo mejor para el otro, en esa generosidad y compañerismo hacia el otro, terminamos haciendo lo que mejor nos hace. Yo para vos. Vos para mí. Ambos para ambos. Incluso cuando no nos aguantamos, me río de sólo pensarlo... lo mucho que me gustas hasta cuando me enojo. Y viceversa...Qué risa.
Cómo iba a saber, desde ese primer día, desde esa primera vez que me miraste...que te iba a amar tanto. Tanto como para decir, "Sí, quiero".
Sé. Firmemente sé que vamos a estar bien.
Es tan extraño.
Tengo este sentimiento que no tiene nombre, por y para vos.
Gracias.
1 comentario:
Me emocionas hasta las lágrimas. Lo pongo en palabras y salen un par más. Todas de felicidad, de agradecimiento, de ese sentimiento mutuo tan palpable de belonging.
Tu vida y la mia bonded desde el primer momento. Entrelazadas, unidas. I didn't know, hun. I didn't. Quisiera haberlo sabido. Y claro que quería estar con vos. Me hubiera encantado. Todo. Lo anhelaba, fuerte. Pero tuve que rechazarte. No era apropiado. No era nuestro momento. Y me fui.
Y aún así... Nos espiábamos cada vez que podíamos. "¿En qué andará? Le escribo. ¿Estará chongueando? Ojalá que no. Me respondió. Genial, la tengo muerta, siempre hubo onda. Pero yo todavía no estaba decidido. Y aunque no nos encontramos esta vez espero cruzarte pronto."
No nos quedamos quietos. We never do. Anduve andando porque andar era fácil. Creía que no perdía nada, que hacía lo que debía hacer: generar situaciones inauditas e inmensionables para obtener experiencia; ser lo que se pudiera ser y rápido, así fuera insulso y solitario.
Pero bueno, así aprendí a cuidar, a querer bien, a ser sincero, honesto. Sin saberlo, me estaba preparando para encontrarte.
Y aunque seguiamos separados, recorriendo nuestros caminos solos, ya no nos buscábamos en otras personas, en otros ojos, en otras risas. Y creo que fue por eso que nos encontramos tan enteros, tan a gusto, tan dispuestos a darlo todo el uno por el otro. Always.
But life comes around one way or the other. Y una noche de recital vi tu sonrisa, tu hoyuelo, tu mirada preciosa. "¿Querés un te? Tengo uno de vainilla que es mi preferido, veni a casa que es tarde y hace frío." Sí, quiero.
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