Un paso adelante.
Día maravilloso, de esos pocos divinos y lleno de luz y de calor de sol y esa magia de la paz.
Un compañero que se hizo el difícil y después no dejó ni por un segundo de rodearme con su amor.
Música espectacular, que llevó al destrozo de mis piernas.
Una comida deliciosa, un café espléndido, unas tortas bastante sabrosas.
Pero por sobre todo, la risa. Bendita risa, ¡qué diversión, qué placer! ¡cuánto jolgorio y felicidad!
Ese minúsculo instante de Dicha.
Dos pasos atrás.
¿Tenía que hacerlo? ¿Tenía?
Sí, porque por más rídiculo, absurdo, desubicado que suene, no podía, realmente no podía dejarlo pasar. Cuando algo tan importante sucede, ¿cómo hacerte a un lado, dar un paso al costado y dejarlo pasar?
Para mí, imposible. Muy difícil. Y muy poco yo. Primer paso (atrás, según algún que otra visión).
Cuando logré armarme de valor, busqué tu número, toqué el botoncito verde y esperé un par de veces. Como no atendiste rápido, el valor se fue al caño y corté. 2 veces. 2 días diferentes.
Quizás sea porque sí, me avergüenzo porque dije a.. e hice b. O porque quizás en realidad tengo más miedo de discutir y de que te enojes y de verdad hagas lo que decía mi mensaje y te pierda. O quizás sea porque me haga la dura y te diga que no me importa lo que pienses, que sí me importa no haber cumplido lo que dije, pero me entiendas o no, tenía que hacerlo, y además no es tan importante, no era secreto de estado y encima me llegó el dato por varias fuentes, así que bien podrías no haber sido la única y .... y que por h o por b todo termine mal.
Valor, ¿dónde fuiste? Volvé por favor que eventualmente tengo que volver a poner el dedo en el botoncito verde cuantas veces sea necesario hasta que alguien atienda y tenga que tragar saliva y prepararme para lo que sea. Porque lo que sea, lo merezco. Segundo paso (atrás, definitivamente).
No hay comentarios:
Publicar un comentario