Sacó toda la ropa de su cuadradito, estaba hecha un desastre.
La puso en la cama.
Dobló tres remeras, y ante la pollera blanca se puso a llorar.
Y lloró todo el tiempo hasta que terminó de doblar toda la ropa y guardarla prolijamente en su cuadradito.
Días como hoy, tus recuerdos le caen mal.
Le gustaría ser como vos, que nada le pesa, todo le resbala.
Ojalá.
Menos mal que el día es hermoso.
Y que el flaquito bonito le regala sonrisas.
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