El día que escapé, llovía.
Y no era una simple lluvia. El cielo dejaba caer gotas a montones, pequeños diamantes que se fundían con cada fibra de algodón al caer sobre mi ropa y que daban como resultado un cuerpo que se volvía cada vez más y más díficil de cargar, un cuerpo de piedra, un cuerpo de hierro.
Gotas que se confundían y en vez de caer del cielo, caían de mis ojos, mezclándose con las lágrimas que -perdidas- tapaban una a una cada gotita de lluvia extraviada.
Gotas que alejaban al resto de la gente de la calle, pero no a mí.
Gotas que sin querer, lo atrajeron.
1 comentario:
Lindo, me gustó.
No tengo mucho para decir, espero que andes bien, Princess ^^.
KEEP YOURSELF ALIVE ("ALMOST LIKE YOUR LIFE!")
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